¿Cuáles son las enfermedades estacionales a las que debes prestar atención en primavera?

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Como ya te hemos comentado en anteriores publicaciones en este blog, resulta muy recomendable que prestes una especial atención a tu salud cuando se produce un cambio estacional.

Si no tomas las medidas preventivas adecuadas, las modificaciones propias de cada estación del año, sobre todo en lo que se refiere a las condiciones climáticas y atmosféricas, pueden afectar en mayor o menor medida a tu salud y estado de ánimo.

Por este motivo, desde Vitalis Bienestar hoy queremos profundizar con más detalle en este aspecto. Conoce con nosotros cuáles son las enfermedades estacionales más habituales en primavera, para poder así plantarles cara y reducir sus síntomas y efectos.

Presta una especial atención a tu salud en primavera con Vitalis Bienestar

Aunque los problemas estacionales de salud durante la primavera suelen asociarse principalmente al agravamiento de alergias, o a astenia primaveral, otras enfermedades y dolencias suelen manifestarse con una frecuencia mayor durante estos meses.

Por eso, desde Vitalis Bienestar queremos mostrarte a continuación un repaso de aquellas que pueden considerarse más habituales a lo largo de esta estación, para que puedas así tomar las medidas preventivas que consideres pertinentes en cada caso.

Dolores de cabeza o cefaleas: una de las principales consecuencias derivadas de los cambios estacionales reside en el incremento notable de la recurrencia de dolores de cabeza, sobre todo en la transición entre el invierno y la primavera.

En consecuencia, es conveniente que tengas presente la posibilidad de que esta dolencia sea más habitual durante estas semanas, principalmente si eres una persona propensa a sufrir migrañas.

Resfriado común o rinovirus: si bien el resfriado o la gripe suelen estar asociados popularmente con la estación invernal, la afección por rinovirus también es muy frecuente en primavera.

La exposición a cambios bruscos de temperatura, y sobre todo a un enfriamiento durante la noche, puede desembocar en una infección por este virus en las fosas nasales, la garganta o los oídos.

Faringitis: el hecho de exponerse a modificaciones inesperadas de las condiciones atmosféricas también puede desencadenar la aparición de esta afección, o de otro tipo de infecciones localizadas, como la amigdalitis, debido principalmente a una reducción drástica de los niveles de defensas del sistema inmunológico.

Gastroenteritis: se trata de una enfermedad asociada a la presencia de norovirus, cuya incidencia es notablemente superior a medida que se incrementan las temperaturas, por lo que será necesario extremar tus medidas de higiene personal y alimentarias a medida que nos aproximemos al verano.

Suele manifestarse a través de la inflamación leve de diferentes órganos del aparato digestivo, sobre todo el intestino delgado o el estómago, provocando diarrea, vómitos, náuseas o, incluso, fiebre.

Erupciones cutáneas: para finalizar, también es conveniente que prestes una especial atención a la posible aparición de erupciones en la piel.

Si bien estas pueden estar relacionadas con el contacto directo con algún agente alergénico, será muy importante que detectes si se trata de una erupción de este tipo o, por el contrario, se debe a un síntoma visible de una infección vírica o bacteriana.

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